Así cantaba Georgie Dann uno de sus grandes éxitos… y qué razón tenía. El Carnaval ya se ha acabado (aunque para mí no del todo), la sardina ya está enterrada y nos quedan los recuerdos, los disfraces para reciclar y… las fotos.
Este año me he disfrazado, una vez más, de chica Ye-yé, chica de los 60, vamos. Y digo «una vez más» porque este vestido ya debe de ser la cuarta o quinta vez que lo utilizo, y es que es un auténtico vintage que mi madre se compró en París en los 60, y claro, hay que lucirlo, y siempre le saco distinto partido. A veces me lo pongo con peluca rubia, a lo Karina, pero este vez me puse un moñito alto tipo «conehead», muy «sesentero», y me fui a la fiesta de disfraces en el «cole» de mis hijas… sin vergüenza alguna, a disfrutar.
Antes de vestirme, pinché un disco del Dúo Dinámico para inspirarme y empecé a filmar un tutorial… pero no pudo ser. El moño se me resistía, cada vez me ponía más nerviosa y el tiempo se me echaba encima. Al final, paré la cámara y apañé peinado y maquillaje como pude. No quedó tan mal, aunque dista de ser lo que yo pretendía. Los nervios y las prisas son malos ayudantes. La gente que me vio corriendo por la calle camino del colegio me miraba flipando… como la ropa que llevaba era auténtica de la época y no iba demasiado exagerada, no les quedaba claro si yo iba disfrazada o si es que era una mod o algo así… una friki, vamos. Y, en cierto modo, lo soy. Juzgad vosotros mismos.
Mis pequeñas iban de astronauta y de Stephanie, la de Lazy Town, aunque como estas fotos fueron tomadas al final de la fiesta, aquí ya no llevan ni el disfraz completo ni bien colocado

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